La pintura china tiene una larga y amplia herencia histórica con profundos orígenes culturales. Enfatiza la concepción artística y otros estados en los cuales los objetos se manifiestan.
A través de la descripción del personaje, del objeto, o del ambiente plasmado por el artista, los espectadores pueden concordar con la obra y apreciar adecuadamente los estándares estéticos y los límites morales, captando de ese modo las profundas implicaciones de las verdades de la vida y de reinos más elevados.
Hay tres principales tipos de concepciones artísticas en las pinturas chinas: 1) abierto y recto, natural y equilibrado y armonioso; 2) noble, elegante, bello, escultural, majestuoso; y 3) tranquilo, solemne y serio.
Históricamente estos eran los tres estilos artísticos apreciados y elogiados y se consideraba adecuada y normal un pintura sólo si cumplía con alguno de estos tres estándares.
Si a partir de estas líneas de base, una creación transmitía además un aire de lealtad, justicia y sinceridad o la clásica elegancia de la sencillez, sería entonces mucho más valorada. Las pinturas de Deidades, Budas, del inmenso cosmos y de personas de carácter, como así también las de flores de ciruelo, orquídeas, bambú, y crisantemos, son ejemplos típicos de las pinturas chinas.
Wu Daozi, artista durante la dinastía Tang fue venerado como el "santo de la pintura". Pintó murales de Budas y Daos con diferentes expresiones, en más de cuatrocientas habitaciones en los templos de Chang'an y Luoyang.
Las pinturas representaban la solemnidad de los seres divinos y la gloria de los reinos celestiales sagrados. Cuando estaba pintando en el templo de Chang'an Xingshan (Xingshan significa literalmente promover amabilidad), los habitantes de Chang'an, incluidos jóvenes y ancianos iban a verle para admirarle y elogiarle.
Sus bocetos, que representaban la iluminación de seres divinos e ideales majestuosos, conmovían los corazones de la gente. La compasión de los seres divinos y la pureza de la bondad, eran una fuente de inspiración para la creatividad de los pintores y un imán para los espectadores. Aumentaba en la gente la convicción de que el bien y el mal reciben la retribución debida y se hacían mas firmes en su cultivación.
Los retratos del primer emperador de la dinastía Tang, Li Shimin: “La Verdadera Apariencia de Taizong” y el de su gabinete: “Los Veinticuatro Oficiales del Gabinete con sus Extraordinarias Aportaciones” realizados por Yan Liben, fueron tan realistas que ganaron la fama de “Apoteosis de la Pintura”.
Su pintura, “Las regiones occidentales”, describe diferentes personajes y eventos de grupos minoritarios de los alrededores, reflejando la relación amigable y armoniosa que existía entre diferentes grupos étnicos durante la dinastía Tang.
Otra de sus pinturas, “Recomendaciones de Wei Zheng”, describe a este oficial dándole consejos francos y directos al emperador Taizong, demostrando así la buena voluntad de aquel para aceptarlos. Todas estas pinturas ensalzan la gloria y la prosperidad de la Dinastia Tang y presentan un espíritu ascendente y vigoroso, recordándole a la gente las cosas que anhela.
A través de la descripción del personaje, del objeto, o del ambiente plasmado por el artista, los espectadores pueden concordar con la obra y apreciar adecuadamente los estándares estéticos y los límites morales, captando de ese modo las profundas implicaciones de las verdades de la vida y de reinos más elevados.
Hay tres principales tipos de concepciones artísticas en las pinturas chinas: 1) abierto y recto, natural y equilibrado y armonioso; 2) noble, elegante, bello, escultural, majestuoso; y 3) tranquilo, solemne y serio.
Históricamente estos eran los tres estilos artísticos apreciados y elogiados y se consideraba adecuada y normal un pintura sólo si cumplía con alguno de estos tres estándares.
Si a partir de estas líneas de base, una creación transmitía además un aire de lealtad, justicia y sinceridad o la clásica elegancia de la sencillez, sería entonces mucho más valorada. Las pinturas de Deidades, Budas, del inmenso cosmos y de personas de carácter, como así también las de flores de ciruelo, orquídeas, bambú, y crisantemos, son ejemplos típicos de las pinturas chinas.
Wu Daozi, artista durante la dinastía Tang fue venerado como el "santo de la pintura". Pintó murales de Budas y Daos con diferentes expresiones, en más de cuatrocientas habitaciones en los templos de Chang'an y Luoyang.
Las pinturas representaban la solemnidad de los seres divinos y la gloria de los reinos celestiales sagrados. Cuando estaba pintando en el templo de Chang'an Xingshan (Xingshan significa literalmente promover amabilidad), los habitantes de Chang'an, incluidos jóvenes y ancianos iban a verle para admirarle y elogiarle.
Sus bocetos, que representaban la iluminación de seres divinos e ideales majestuosos, conmovían los corazones de la gente. La compasión de los seres divinos y la pureza de la bondad, eran una fuente de inspiración para la creatividad de los pintores y un imán para los espectadores. Aumentaba en la gente la convicción de que el bien y el mal reciben la retribución debida y se hacían mas firmes en su cultivación.
Los retratos del primer emperador de la dinastía Tang, Li Shimin: “La Verdadera Apariencia de Taizong” y el de su gabinete: “Los Veinticuatro Oficiales del Gabinete con sus Extraordinarias Aportaciones” realizados por Yan Liben, fueron tan realistas que ganaron la fama de “Apoteosis de la Pintura”.
Su pintura, “Las regiones occidentales”, describe diferentes personajes y eventos de grupos minoritarios de los alrededores, reflejando la relación amigable y armoniosa que existía entre diferentes grupos étnicos durante la dinastía Tang.
Otra de sus pinturas, “Recomendaciones de Wei Zheng”, describe a este oficial dándole consejos francos y directos al emperador Taizong, demostrando así la buena voluntad de aquel para aceptarlos. Todas estas pinturas ensalzan la gloria y la prosperidad de la Dinastia Tang y presentan un espíritu ascendente y vigoroso, recordándole a la gente las cosas que anhela.
UN POCO DE HISTORIA........
Para los chinos, la pintura refleja el misterio del universo, se trata del único arte verdadero. La pintura china -y oriental- no es solamente la representación de algo, sino la creación de un lugar donde la verdadera vida es posible.
A lo largo de la historia, el arte pictórico en China se desarrolló de forma continua, aún habiendo estando condicionada por períodos de división y caos. Este arte se basa en dos corrientes: la religiosa, marcada por la pintura nacida del taoísmo y luego inspirada en el budismo, y la profana, que aún así configura una espiritualidad y crea una estética original.
Durante la dinastía Zhou (1122-221 a.C), el imperio de los Qin (221-206 a.C) y el de los Han (206 a.C – 220 d.C), los palacios, templos y tumbas reales, estaban decorados con suntuosos murales de temas religiosos o morales. También se hacían pinturas sobre seda y grabados en ladrillo, donde se aprecia el estilo de la pincelada y una composición característica.
Luego, en la dinastía Chin - Jin - (265-420), el imperio chino, dividido y amenazado por los bárbaros, se encontraba en una situación de desorden y crisis que generó grandes corrientes de pensamiento. El confucianismo se encontraba apagado momentáneamente por el neotaísmo y el budismo, que comenzaba a conquistar toda la región. Estas nuevas corrientes provocaron un auge de creatividad en diferentes ramas artísticas: pintura, caligrafía, escultura, arquitectura, etc. En la pintura, se destacó Gu Kaizhi, quien supo explotar técnicas antiguas y aportar nuevos estilos con el avance de la caligrafía y la imaginación altamente creativa de las composiciones budistas. Gu originó el camino a seguir de la pintura china.
Durante el período de división del Norte y Sur (420-581) y la dinastía Sui (581-618), se destacaron los pintores Lu Tanwei, Zong Bing, Zhang Sengyou y Zhan Ziqian. A éste último se le atribuye el cuadro “Paseo de primavera”, considerado la primera obra paisajista de la pintura china.
En la dinastía Tang (618-907), con la unificación del país, se genera una creatividad abrumadora en todos los campos artísticos.
Comienzan a tener una gran necesidad en fijar criterios y marcar reglas específicas, pero también buscan variedad, lo que se refleja en la cantidad de tendencias e ideologías (confucianismo, taoísmo, y budismo). El artista debía analizar y meditar esos criterios para luego crear la obra libremente.
Es en este tiempo cuando se ve el aprendizaje y evolución alcanzada en las dinastías anteriores. Ahora, el pintor crea utilizando una amplia variedad de pinceladas, “cabeza de rata”, “cola de serpiente”, “cola de rata”, “hacha grande”, “hacha pequeña”, etc.; dando origen a obras mucho más interesantes a nivel plástico. También crece el uso del color, predominando el uso del jade y oro, y se impone la pintura con tinta china.
Podemos hablar de tres tendencias artísticas dependiendo de su ideología: realista (confucianismo), expresionista (taoísmo) e impresionista (budismo).
Realismo:
Los hermanos Lide y Liben Yan se especializaron en el retrato edificante. Luego, Li Sixun y su hijo Zhaodao se destacaron por sus paisajes detallistas. También fueron famosos los artistas Cao Ba y Han Gan con sus caballos y Zhang Xun y Zhou Fang con sus cuadros costumbristas.
Expresionismo:
Wu Daozi fue el gran maestro de esta tendencia, dedicado tanto a la pintura de personajes como a los paisajes. La técnica que utilizaba se basaba en grandes princeladas de líneas rítmicas plasmadas de forma espontánea y rápida. Lu Lengjia, discípulo de Wu, fue conocido también por su técnica de tinta salpicada.
Impresionismo:
Este estilo es el más característico de la pintura china. Se trata de pinceladas de tinta negra y una graduación de grises muy delicada, con las cuales se presenta -por ejemplo- un paisaje con sus diferentes elementos, profundidades, atmósfera y energías. Es el resultado de una meditación que genera un estado anímico más que una representación pictórica.
Wang Wei, adepto al budismo zen, fue el creador de este estilo.
Para los chinos, la pintura refleja el misterio del universo, se trata del único arte verdadero. La pintura china -y oriental- no es solamente la representación de algo, sino la creación de un lugar donde la verdadera vida es posible.
A lo largo de la historia, el arte pictórico en China se desarrolló de forma continua, aún habiendo estando condicionada por períodos de división y caos. Este arte se basa en dos corrientes: la religiosa, marcada por la pintura nacida del taoísmo y luego inspirada en el budismo, y la profana, que aún así configura una espiritualidad y crea una estética original.
Durante la dinastía Zhou (1122-221 a.C), el imperio de los Qin (221-206 a.C) y el de los Han (206 a.C – 220 d.C), los palacios, templos y tumbas reales, estaban decorados con suntuosos murales de temas religiosos o morales. También se hacían pinturas sobre seda y grabados en ladrillo, donde se aprecia el estilo de la pincelada y una composición característica.
Luego, en la dinastía Chin - Jin - (265-420), el imperio chino, dividido y amenazado por los bárbaros, se encontraba en una situación de desorden y crisis que generó grandes corrientes de pensamiento. El confucianismo se encontraba apagado momentáneamente por el neotaísmo y el budismo, que comenzaba a conquistar toda la región. Estas nuevas corrientes provocaron un auge de creatividad en diferentes ramas artísticas: pintura, caligrafía, escultura, arquitectura, etc. En la pintura, se destacó Gu Kaizhi, quien supo explotar técnicas antiguas y aportar nuevos estilos con el avance de la caligrafía y la imaginación altamente creativa de las composiciones budistas. Gu originó el camino a seguir de la pintura china.
Durante el período de división del Norte y Sur (420-581) y la dinastía Sui (581-618), se destacaron los pintores Lu Tanwei, Zong Bing, Zhang Sengyou y Zhan Ziqian. A éste último se le atribuye el cuadro “Paseo de primavera”, considerado la primera obra paisajista de la pintura china.
En la dinastía Tang (618-907), con la unificación del país, se genera una creatividad abrumadora en todos los campos artísticos.
Comienzan a tener una gran necesidad en fijar criterios y marcar reglas específicas, pero también buscan variedad, lo que se refleja en la cantidad de tendencias e ideologías (confucianismo, taoísmo, y budismo). El artista debía analizar y meditar esos criterios para luego crear la obra libremente.
Es en este tiempo cuando se ve el aprendizaje y evolución alcanzada en las dinastías anteriores. Ahora, el pintor crea utilizando una amplia variedad de pinceladas, “cabeza de rata”, “cola de serpiente”, “cola de rata”, “hacha grande”, “hacha pequeña”, etc.; dando origen a obras mucho más interesantes a nivel plástico. También crece el uso del color, predominando el uso del jade y oro, y se impone la pintura con tinta china.
Podemos hablar de tres tendencias artísticas dependiendo de su ideología: realista (confucianismo), expresionista (taoísmo) e impresionista (budismo).
Realismo:
Los hermanos Lide y Liben Yan se especializaron en el retrato edificante. Luego, Li Sixun y su hijo Zhaodao se destacaron por sus paisajes detallistas. También fueron famosos los artistas Cao Ba y Han Gan con sus caballos y Zhang Xun y Zhou Fang con sus cuadros costumbristas.
Expresionismo:
Wu Daozi fue el gran maestro de esta tendencia, dedicado tanto a la pintura de personajes como a los paisajes. La técnica que utilizaba se basaba en grandes princeladas de líneas rítmicas plasmadas de forma espontánea y rápida. Lu Lengjia, discípulo de Wu, fue conocido también por su técnica de tinta salpicada.
Impresionismo:
Este estilo es el más característico de la pintura china. Se trata de pinceladas de tinta negra y una graduación de grises muy delicada, con las cuales se presenta -por ejemplo- un paisaje con sus diferentes elementos, profundidades, atmósfera y energías. Es el resultado de una meditación que genera un estado anímico más que una representación pictórica.
Wang Wei, adepto al budismo zen, fue el creador de este estilo.
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